Crónica (formal) del 1 agosto del 2008
Un parque lleno de magia.
Habíamos planeado bien el día, quizás uno de los pocos que organizamos al completo.
Una buena comida bajo una ligera brisa marina e inmediatamente después del café, sin ocasión a más descanso, nos montamos en el coche y nos dejamos guiar por nuestro amable chofer que nos dejo sobre las 5,30 en las inmediaciones del Parque Güell, para ser exactos en una de las entradas traseras, por la avenida Coll del Portell.
Nos habían invitado a cenar en una atalaya cercana, desde donde contemplaríamos la puesta del sol junto a una magnífica panorámica de toda la ciudad. Nuestra anfitriona era irlandesa, así que nos habían advertido de acudir puntualmente a la cita, es decir, ni antes ni después de las 21h O’Clock. De modo que teníamos tres largas horas para descubrir la belleza arquitectónica del lugar. Pero además de eso descubrimos también algunas de las magias naturales que en ese parque se producen.
Recorrimos pausadamente ese espacio inacabado, como casi todas las obras de Antonio Gaudi, pensado en un principio como el diseño de una ciudad jardín y que fue el encargo de su mecenas el conde Güell a finales del siglo XIX pero en 1914 el proyecto se interrumpió, cuando ya estaban construidas varias de las dependencias colectivas: la monumental entrada, la magnífica plaza con el ondulante banco de quebradizo, y la sala hipóstila, que tenía que servir de mercado. Así mismo estaban perfectamente diseñada la red de caminos. De 3 km. de largo con viaductos escaleras y muros. De las sesenta parcelas previstas, sólo se construyeron dos casa, la de Gaudí y la Casa Trías. De las siete puertas proyectadas sólo se construyeron tres, con unas rejas consistentes, dos en los extremos del muro ornado y otra en la parte más alta. La verja actual de la entrada principal, sin embargo, proviene de la Casa Vicenç, la primera obra de Gaudí.
Eusebio Güell muere en 1918, Gaudí vende entonces su casa, hoy destinada a museo, a Chiappo Arietti, un constructor de pianos italiano, y se refugia en el Templo de la sagrada Familia que estaba ya en construcción; seis años después el ayuntamiento de Barcelona compró la finca y en 1984 el conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En el año 2006 se acabó su rehabilitación integral para mejorar y acondicionar el parque, favoreciendo su accesibilidad, arreglando los caminos forestales, instalando rampas y barandillas en escaleras y puntos peligrosos y cuidando la zona monumental.
El ingenioso arquitecto plasmó en ese recinto no solo la innovación de sus conocimientos técnicos y la huella de su desbordante imaginación, sino también la integración de la naturaleza en perfecta simbiosis entre la piedra y el verde y nos sorprende además con signos de un enigmático simbolismo alquímico y una ideología iniciática claramente masónica. La fecha en que Gaudí recibió el grado de Gran Maestro Arquitecto de la Logia Masónica de Reus, a la que pertenecía, la encontramos en el primer rellano de la escalinata principal, gravada en una losa hexagonal, a su izquierda se observa un circulo y un compás, herramientas simbólicas propiamente del oficio de constructor. La masonería consta de tres grados fundamentales y de otros treinta que engloban asuntos relacionados con la alquimia, la astrología, la magia, etc. Es una orden a la vez muy propia del siglo XVIII y de la Revolución Francesa, con especial acento en la fraternidad, más aquellas otras prácticas basadas no en la razón sino en la intuición y el simbolismo.
Como ya digo comenzamos el paseo entrando por arriba de la montaña, justo al revés de lo que sería habitual en las personas normales, pero muy de acorde a nuestro estilo de llevar la contraria.Con lo primero que nos topamos fue con el “turó de les creus”, que nos ofreció unas vistas preciosas de la ciudad desde lo alto.
Seguimos descendiendo por un espeso sotobosque hasta encontrarnos con abundantes algarrobos, fuertes robles y elegantes encinas, que es la vegetación espontánea del lugar y afortunadamente preservada e integrada por Gaudí. Llegamos a la plaza de la Colonia, o gran plaza del Teatro Griego, cuya perspectiva del viaducto superior, coronado de palmeras y tapizado de plantas y decorado por arbustos muestra claramente la complicidad entre naturaleza y arquitectura.
Desde ahí contemplamos claramente, sobre la sala de las columnas, el gran banco ondulante, como el mar, que en cada uno de sus giros forma palcos para pequeños grupos de personas, es una admirable obra de ingeniería porque queda casi suspendido en el aire.
Gaudí concibió la entrada a ese espacio, como un juego, un gran rompecabezas gigante, con el carácter de una utopía infantil y popular para pequeños y mayores, cuyas piezas de un origen creativo tan lejano se tenía que descifrar y aparejar.
El quebradizo, de cerámica troceada para recubrir con flexibilidad perfecta las coberturas, no deja de ser el encaje de piezas diversas, que por cierto utilizaba los restos de fábrica, sobrantes o defectuosos, y los transformaba; es curioso observar como los lunares de las setas que adornan las chimeneas, sean medias tazas boca abajo. Con lo cual me da a mí por pensar que este genio fue pionero en el reciclaje de deshechos con Arte y buen gusto y un artífice que jugaba con la magia.
Una de las más sorprendentes innovaciones consiste en simular que las columnas se clavan en el techo como si este fuera una almohada blanda, cosa que se convierte en un absurdo maravilloso. La columnata es un espacio imponente ocupado por 90 columnas robustas: 3 al frente, 5 en la segunda fila, 7 en la tercera, 9 en la cuarta, y 11 cada una de las filas hasta el fondo. Con todo Gaudí dejó de construir 4, una en la cuarta fila, una en la quinta y dos en la sexta, de manera que sólo hay 86 de construidas, que es el módulo del Park, porqué la misma plaza que sostiene esta columnata hace 86 metros de largo y la suma de estas cifras es 8+6=14 y 1+4=5. Parece pues poco creíble que Güell ordenara a Gaudí suprimir 4 columnas: en cambio parece más probable que, tal como ocurre en otros cambios supuestamente hechos por Gaudí, se tratara de ocultar la verdadera intención: el valor de las cifras y su cálculo.
En el lugar de las columnas suprimidas se situaron en el techo, tal como era costumbre en los templos y más tarde en las casas señoriales, paneles redondos, de entre uno y tres metros de diámetro que corresponden a las cuatro estaciones del año, el más próximo a la escalinata principal corresponde al solsticio de verano, cargado e luz y color; detrás de él el de invierno, frió, sin vida; los otros dos al fondo, son los equinoccios, el de primavera, a la derecha y el de otoño a la izquierda. Alrededor de ellos, otros 14 paneles más pequeños, elaborados igualmente con trozos de porcelana, vajilla y vidrio, que sugieren la luna y sus ciclos creciente y menguante del mes lunar femenino de 28 días.
Seguimos con nuestro recorrido inverso, bajando hacia la entrada principal y lo primero que nos encontramos, en el cuarto tramo superior de la escalinata, es una especie de atanor, vemos una figura de color marrón, la parte baja de la cual es un trípode como el que utilizaba la pitonisa de Delfos cuando, transformada por los humos de la mezcla de vapores de pino y sustancias aromáticas, emitía el oráculo con palabras más o menos inteligibles. Sin embargo Gaudí parece mostrar aquí el omphalos de piedra, el ombligo del mundo, que también estaba en el santuario de Apolo en Delfos, cubierto por una red, y que en el Park está protegido, como dice la leyenda, por tres serpientes. Esta piedra desapareció y no sabemos cómo era, pero quizá representaba la piedra filosofal alquímica, o el omphalos primigenio, o ambas cosas a la vez, como era habitual en Gaudí.
Detrás del trípode hay un banco para descansar y contemplar el panorama. Gaudí dio a este banco una forma tan estudiada que le da el sol en invierno, y permanece en la sombra el resto del año. Parece una boca abierta, que tanto puede ser la de la pitonisa como la puerta de las aguas subterráneas. No es fácil entender qué dice pero esta boca es trágica: tensa el labio inferior por la profundidad del llanto, tanto si es para una revelación terrible como si lo es para una de salvadora.
Y fue justo allí donde surgió nuestro tercer personaje con cierta dosis de duende, un simpático jubilado voluntario que velaba por el buen uso de las instalaciones y con su pito ordenaba bajar de los lugares prohibidos a quien osaba pisarlos. Y en su amabilidad te informaba de las curiosidades del recinto, por un momento nos atrapó con sus fantásticas explicaciónes, pero en cuanto pudimos nos despistamos de él.
En el tercer tramo, encontramos a la famosa y emblemática salamandra alquímica: representación animal del fuego, como proclaman los esplendidos y cálidos colores de su espalda. El animal apoya sus cuatro patas en un torrente de agua.
Y un poco más abajo, en el segundo tramo, un escudo de Cataluña, con las cuatro barras de sangre en rojo sobre oro, da al recinto su sentido catalanista. Del centro del escudo sale una cabeza de serpiente de color bronce, como las que el hebreo Moisés o el griego Asclepio levantaban en su bastón para defender a su pueblo de las plagas. Observamos también incrustaciones de frutos de eucalipto, árbol de mucha capacidad para absorber el agua, ideal para desecar zonas pantanosas y acabar con el paludismo. ¿Eran signos de un conjuro contra los males para ese lugar quizás?. Nosotras por si acaso tuvimos la valentía de meter la mano en la boca del animal.
La escalinata de la entrada esta bordeada por baldosas cóncavas y convexas, a modo de ajedrezado jaques, que recuerdan a un panal de abejas, como símbolo del trabajo y de la vida en comunidad, no solo en el aspecto social, sino también en sentido espiritual…
El sol comenzaba a decaer y se hacía tarde debíamos volver sobre nuestros pies y desandar el camino recorrido, pero todavía nos quedaban muchas cosas por descubrir, en ese parque que entreteje un laberinto de magia inherente que te atrapa y te hace desear volver a él…
Seguirán las aventuras de esta crónica veraniega..
Uauuuuuu, qué bien nos quedaron las afotossssssss!!!!!!!
La verdad es que ver el parque sin estas fabulosas explicaciones se queda completamente cojo. Pero que te lo vayan descubriendo con toda su historia poquito a poco es un privilegio.
Fue una tarde inolvidable y mística. Todo lo que nos ocurrió parecía provocado por conjunciones planetarias. En este caso, creo que la conjunción surgió de nosotras y la fuimos desparramando a nuestro alrededor. ¿O no?
Besazos, Guapa. Me lo copio pa no olvidar ná de ná.
No sé qué sean las amanitas muscaria, pero creo que me he tragado algunas…, pues, soñé.., viajé…, me deshinibí, me «euforié», y…, no sé cuántas cosas más…; me encontré en un parque exótico, de duendes, de italianos, de móviles mágicos a los que sólo les contestan las niñas…
Era un parque … matemático, donde se pone uno a sacar cuentas y sumas complicadas, casi como las integrales del Cálculo…
Conté cada uno de los trozos de cerámica, y, amplié las fotografías para ver en cuáles había huellas de néctar…
Bueno…, seguí alucinando hasta que me salieron cuatro patas y me quedé pegado al suelo… y, quedé convertido en… ¡salamandra!…, en cuyo reino se rumura de un tal ruiseñor…. ¿qué será, qué será…, ?; preguntaba Bosé…
Hasta sentí como que un ala de ángel tapaba mi boca con su mano…, como para callar las voces locas…
Dizque no…, dizque sólo alimentaba a la salamandra con jugos de dioses…
¡Qué bárbara eres…, otra vez…!
Un toque de labios a la copa de néctar…
Para quienes conocemos el Parque Güell ha sido un paseo recordando todos esos maravillosos y únicos rincones del lugar. Las explicaciones que has dado son de un completo total… A mi me sigue fascinando la salamandra.
Cierto, el lugar es mágico y si además disfrutas de una buena compañia la mágia se convierte en realidad.
Guardando las debidas proporciones, a mi todo esto me recuerda un poco a las Pozas de James
Las Pozas de James son un jardín surrealista que Edward James (inglés) edificó en honor a su gran amor mexicano (un campesino potosino del poblado de Hilitla)… Un lugar digno de visitarse…
La verdad es que hay mucha información, casi q leyendo y con los ojos cerrados eres capaz de modelar todo lo que hay. Tal y como dice Driada yo también he ido recordando algun paso por allí. Comparto vuestra opinión, un lugar mágico. Y si además las personas lo hacen más mágico, es espectacular. Muchos besos.
Lo siento, pero temgo que ser sincera, y aunque este post ha sido mucho mas cultural y tambié eso esta bien, quiero que sepas que me ha gustado mucho más el toque que el habeis dao al anterior. Pues como bien sabes a mi me encanta jugar, y vosotras también lo habeis hecho y ademas os lo habeis pasado genial, que tiene de malo?? Pues yo soy sincer, y espero no te enfades. Muchos besos!!! Y recordad el bolg es vuestro y quien escribe sois vosotras, dicen que el buen bloguero no es el que escribe para los demas, sino quien escribe apra si mismo!!! Besos. Espero no causar discursion ninguna, simplemente es miopinion, sobretodo despeus de ehcar un vistazo por el blog de otra meteorito!!
Que bonito Ambros. Ya me gustaría ver todo eso que estais mostrando. Algún día iré a Barcelona.
Que bien contado niña y que fotos más bonitas. Me alegro mucho de ue lo hayais pasado tan requetebien.
Besicos guapa
Vaya, no sé qué me da más envidia, si el paseo por ese maravilloso parque o la compañía de la que ambas disfrutaban 🙂
Besos
La verdad es que es precioso el parque Güell. Estuve de pequeñito, lo que pasa es que yo no me acordaba … de hecho, no recuerdo nada de la visita. Era muy txikitín.
Hay que volver!!! jejejejeje
Besotes.
Hola
Vengo a regalarte un árbol, no se como te lo vas a llevar eso es cosa tuya. Una puntuación estupenda has quedado segunda.
Un abrazooooo